jueves, 27 de diciembre de 2012

PROVOCAR A LA REALIDAD

En la Antigüedad se prodigaron muchos concursos artísticos, pero existe uno en el que se enfrentaron dos pintores, Parrasio y Zeuxis y que me gustaría recordar...
Cuenta Plinio que Zeuxis presentó en un concurso unas uvas pintadas con tanto realismo que los pájaros, engañados por su aspecto, habían bajado del cielo para intentar picotearlas.
Y como él, el resto de escritores antiguos dejaron sus textos el testimonio y el recuerdo de una pintura que había alcanzado en su tiempo tal grado de perfección que, al verla resultaba imposible distinguir que era lo pintado y qué lo real.
La fuerza ilusionista y el poder de persuasión que tenían aquellas obras eran tales que no solo engañaron a los pájaros, sino también fueron capaces de confundir a los mismos artistas que las estaban creando. Así le sucedió al propio Zeuxis en aquel mismo concurso cuando, envalentonado con su proeza y sintiendo ya la victoria al alcance de su mano, alargó el brazo pretendiendo en vano retirar la tela que, aparentemente, cubría el cuadro con el que había desafiado a su rival y descubrió asombrado que dicha tela no ocultaba nada sino ella era el mismo cuadro.
Y al darse cuenta de su error, con ingenua vergüenza, concedió la palma a su rival, porque él había engañado a unos pájaros pero Parrasio le había engañado a él.

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